La brujeria

La naturaleza se rige por una ley inflexible, la ley del mas fuerte. El mismo instinto de conservación empuja a la rama joven a ahogar a las demás en su búsqueda de sol, a la hembra a cazar para alimentar a sus pequeños al macho a combatir hasta el final para defender su territorio. Pero es improbable que  puedan comer. o que la planta se haya obtenido su lugar al sol pida más. Por el contrario, los hombres, ávidos de felicidad hasta el exceso, nunca satisfechos de lo que poseen y conducidos por el miedo al porvenir, a  acumular más y más bienes, dinero y poder , no dudan en saltarse esta ley.

Esto es lo «negro» de las ciencias ocultas y fuera de éstas, lo «negro» con lo que vivimos, que quizá producimos sin darnos cuenta hasta el momento en que nos afecta personalmente. El ser bruto, ególatra, no conoce más que un imperativo, aprovechar y aplastar… ésa es su negatividad…a pesar de todos los discursos y las citas extraídas del Evangelio.

Si nos empeñamos en considerar como bueno el inmovilismo o el status quo rígido de todas  aquellas cosas que, por su esencia misma, están en perpetua evolución, y en considerar como malo todo aquello que tiende a desequilibrar el orden establecido, terminásemos, como los fanáticos de la inquisición por identificar con lo «blanco» a aquello que imponen las reglas rígidas y conservadoras y con lo «negro» a aquellos que intentas transgredirlas.

Aunque en el alma todo ocultista bueno esté grabado en letras de fuego que la acción que tenga como meta la conquista del poder o esté suscitada por la ambición, es una acción totalmente mala, puede ocurrir que se vea obligado a recurrir a las armas de lo » negro» y a utilizar sus técnicas para combatirlo. Y, sin duda, su espíritu se mantendrá mas puro que el del llamado caballero del bien que, con inocencia, se sirve de la magia en beneficio propio.

En torno a la cara oscura del ocultismo han crecido las malas hierbas de la superstición y la falsedad, en provecho de aquellos que, con la amenaza del castigo divino, prohíben el acceso al mundo oculto incluso a os que se acercan a él con el único ánimo de conocerlo.

Si nuestra conciencia es realmente pura y obedecemos a la ley interior, no ha que dudar en servirse de la magia negra para defender esa justicia que parece  haber abandonado el mundo desde hace milenios, siempre que sepamos mantenernos fuertes y derechos.

Tendrá que pasar mucho tiempo hasta que puedas servirte de las técnicas de magia negra, deberás tener la absoluta certeza, las ideas muy claras y una conciencia serena del cambio de todas las cosas, del bien que se transforma en mal, del mal que se transforma en bien. Ante todo deberá escuchar a su corazón, pues en el fondo de cada uno de nosotros existe una chispa d la sabiduría divina. Y si alguna vez tuviese ganas de «jugar» con la magia negra para poseer o dominar si llegas a desear el derrumbamiento de alguien que no sea culpable frente a la lay divina, acuérdate del efecto boomerang. Es una ley que no admite excepciones y que no hay que olvidar nunca, ni por un instante.